viernes, 3 de julio de 2009

Talavera, 1809


El fragor de la Batalla de Talavera atronó dos siglos después
Por Nuria Nieto
Última actualización 02/07/2009@10:29:00 GMT+1


Satisfacción entre recreadores y organización, y grata sorpresa en el público, que vibró con los cañonazos, los disparos y los avances de las distintas tropas.


Casi 50.000 hombres lucharon en 1809 en la batalla de Talavera, librada entre las tropas invasoras napoleónicas y los aliados españoles e ingleses, comandados por el General Cuesta y el Duque de Wellington, respectivamente. Doscientos años después, los ecos de los disparos, de los cañonazos y las voces de las tropas moviéndose por el terreno del enfrentamiento, volvieron a resonar con mucha fuerza en la ciudad, como bien pudieron comprobar miles de ciudadanos, que asistieron entusiasmados al espectáculo de la recreación. Esta vez, fueron casi 300 los recreadores, y en lugar de las entre 7.000 u 8.000 bajas entre muertos y heridos contabilizados antaño, no hubo que lamentar heridos. En todos los actos previstos durante el fin de semana, se suscitó una gran expectación, siendo dos momentos cumbre las escaramuzas libradas en la calle Carnicerías el sábado por la noche, y sobre todo la recreación propiamente dicha, el domingo en el parque de la Alameda, con asistencia de 5.000 personas, muchas pertrechadas de cámaras para inmortalizar el momento. Al término de los actos, la satisfacción en generalizada entre el público, el concejal de Festejos y Cultura y los responsables de las 27 asociaciones recreadoras que participaron. Una petición generalizada entre la ciudadanía es la de volver a repetir la experiencia con cierta frecuencia.



Clase de historia viviente

La recreación se convirtió en una clase práctica de estrategia militar, donde aprender de manera amena, la forma de luchar de la época. Las armas, cargadas con pólvora negra, eran muy imprecisas, sobre todo usadas a una distancia superior a los 50 metros, y provocaban cuatro o cinco heridos por cada muerto, aunque había más fallecidos por hambre o enfermedades. Un soldado podía hacer un máximo de dos disparos al minuto, y las armas se calentaban fácilmente, quemando sus manos. Se combatía avanzando a pie en grupo compacto, hombro con hombro. En la retaguardia iban los músicos y los abanderados, encargados de proteger un bien preciado, símbolo del honor de la tropa. Entre los montículos de la Alameda, se pudo ver el movimiento de las compañías, sus avances o retrocesos, las embestidas de los jinetes, el papel activo de algunas mujeres en el frente, o los elegantes y pesados uniformes que se usaban en la guerra. El espectáculo duró algo más de una hora y terminó con una gran ovación y aplausos de los asistentes. Fueron minutos trepidantes durante los cuales se contó con las explicaciones de un narrador, Arsenio García Fuertes, Presidente de la Asociación Cultural Histórica Voluntarios de León, y profesor de Historia especializado en la Guerra de la Independencia. “La de Talavera fue una de las tres grandes batallas que hubo en la Guerra de la Independencia, y fue el segundo intento de ofensiva conjunta española y británica por expulsar de Madrid a los franceses”. Aunque se logró hacer retroceder a los franceses, no fue un triunfo definitivo, y finalmente la guerra duró cinco años más, hasta abril de 1814.“No es afán de exaltación militarista, es parte de nuestro pasado y de la Historia”, concluyó García Fuertes.

(Texto extraído de http://www.globalclm.com/noticia.asp?ref=58756 del 03-07-2009)



Aquí más foto del acontecimiento:














Las fotos han sido extraídas de ( http//www.globalcastillalamancha.com/galeria-multimedia/?g=141)