lunes, 24 de noviembre de 2008

Don Juan tenorio ( 2º Recorte de prensa)

CULTURA
LA MUERTE VENCIÓ AL AMOR
El espíritu de José Zorrilla visitó el teatro Palenque con el clásico 'Don Juan Tenorio', con una puesta en escena que cautivó al público.
J.G.

El teatro Palenque colgó en la noche del sábado, por primera vez en la temporada, el cartel del éxito: ‘no hay localidades para hoy’, y es que tratándose de ‘Don Juan Tenorio’, el clásico de los clásicos del teatro español, no era para menos. Un Palenque hasta la bandera con un público sabio y conocedor del buen drama, expectante ante una producción que antes de levantar el telón prometía, pero que no dejó muy buen sabor de boca a los fieles seguidores del ilustre José Zorrilla. Las causas de este sinsabor, quizá, recayeron en la falta de credibilidad del televisivo Nacho Fresneda y su interpretación de Don Juan, donde el verso no fluyó del actor en la dirección correcta.


Las grandes escenas de la obra, como la del sofá donde Don Juan recita a su amada Doña Inés los versos ilustres, «¿No es cierto ángel de amor que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor?», pecaron de falta de precisión, de esa fuerza y garra que imprimen las líneas de Zorrilla a las escenas clave. Alba Alonso, una Doña Inés sin más, adoleció de simpleza y sutilidad escénica, junto a Fresneda, una pareja que no logró conectar entre las candilejas del Palenque.

genios de las tablas.No todo fueron debilidades en la producción de L´Om Imprebis, donde el elenco artístico y técnico que forma el cartel de la obra realizó una labor más que grata para los sentidos.

La visión que su director, Santiago Sánchez, realiza del texto de Zorrilla es magistral. Una versión donde actores de la talla de Vicente Cuesta y Trinidad Iglesias, arropados por grandes secundarios, llevan la obra a la más merecida de las ovaciones.

Cuesta interpretó a un padre traicionado y dolido, vengativo después de la muerte, a ese personaje que parece que Zorrilla creó para Cuesta, un Don Gonzalo de Ulloa creíble y con una experiencia que sólo las tablas le han podido aportar.


De otro lado, la polifacética Trinidad Iglesias da vida a una Brígida que hace suya la escena, una sirvienta que protagonizó uno de los mejores momentos del Don Juan Tenorio de Sánchez, el tercer acto, ubicado en el convento donde reside Doña Inés, embelesó al público gracias a la esencia misma de la interpretación de Iglesias llevada a los límites que separan realidad y ficción.

La puesta en escena y concepción de espacios a cargo del escenógrafo Dino Ibáñez y los diseñadores de iluminación Rafa Mojas y Félix Gama, hicieron gala de como la simpleza puede ofrecer resultados fabulosos. Decorados funcionales que desempeñaron su cometido de una forma fabulosa.

El texto fluyó con corrección, pero finalmente, y por debilidades interpretativas del dúo ‘estrella’ de la obra, la muerte venció al amor.

(Texto extraído de http://www.diariolatribuna.com/Talavera/secciones.cfm?secc=Vivir&id=668321 del 24 de noviembre de 2008).